¿Has sentido alguna vez el llamado de las letras? ¿Sueñas con envolver al mundo con tus historias, ideas o poesías? Decidir qué estudiar para convertirse en escritor es el primer paso para desentrañar el arte de la escritura. Esta elección no solo amplificará tu técnica y creatividad, sino que también te abrirá puertas a mundos desconocidos donde tu voz puede ser escuchada. Sumérgete en el universo de posibilidades que aguarda a aquellos dispuestos a plasmar su alma en el papel. Acompáñanos en este viaje literario donde exploraremos las mejores opciones para convertir tu pasión en tu profesión.

Formación Académica y Autodidacta para Escritores

La senda para convertirse en escritor es tan diversa como los propios autores. Tradicionalmente, muchos aspirantes a escritores consideran carreras universitarias como Literatura, Periodismo o incluso Filosofía. Estas opciones ofrecen una base sólida en la comprensión de los elementos narrativos, la crítica literaria y la mejora de las habilidades de escritura. Sin embargo, el mundo de la escritura es vasto y no se limita únicamente a quienes tienen formación académica formal en estas áreas.

En la era digital actual, las oportunidades de aprendizaje son infinitas. Existen numerosos recursos en línea, desde cursos gratuitos hasta talleres especializados, diseñados para pulir las habilidades de los escritores en diferentes géneros. Plataformas como Coursera, EdX, o MasterClass ofrecen acceso a enseñanzas de escritores de renombre. La autodidacta se convierte así en una herramienta esencial para quienes deseen explorar la escritura fuera de los confines tradicionales de la academia. Participar en grupos de escritura y foros en línea también contribuye al enriquecimiento del aprendizaje y la exposición a críticas constructivas.

Aparte de la educación formal y el aprendizaje autodidacta, la práctica constante es crucial. Escribir todos los días, leer una amplia variedad de géneros y estar siempre dispuesto a editar y reescribir son hábitos fundamentales para un escritor. La observación del mundo, la curiosidad insaciable y la pasión por narrar historias completan el arsenal de todo aspirante a escritor. Si bien no existe una única respuesta a qué estudiar para ser escritor, una combinación de formación académica, aprendizaje continuo y práctica constante conforma el camino hacia el éxito en este campo.

Explorando tu creatividad

La escritura es una forma de arte que requiere creatividad, paciencia y dedicación. Para desarrollar tu creatividad, es esencial exponerte a diferentes tipos de literatura y expresiones artísticas. Leer ampliamente te ofrece diversas perspectivas y estilos que pueden inspirar tu propia escritura. No te limites a un género; explora desde clásicos hasta contemporáneos, desde la poesía hasta la prosa, pasando por la ciencia ficción y el realismo mágico. Cada lectura te brinda herramientas únicas para enriquecer tu capacidad de contar historias.

Además de la lectura, otra herramienta vital para explorar tu creatividad es practicar la escritura regularmente. La práctica constante te permite experimentar con diferentes voces, tonos y estructuras narrativas. Considera llevar un diario, escribir cuentos cortos, o incluso participar en talleres de escritura donde puedas recibir retroalimentación constructiva. La escritura no es solo un acto de creación sino también de reescritura y refinamiento. Permite que tus ideas fluyan libremente en el primer borrador, sin juzgarlas ni censurarlas, y luego utiliza la edición para pulir y mejorar tu texto.

Por último, no subestimes el valor de la observación. Los escritores son grandes observadores del mundo que los rodea. Presta atención a los detalles de tu entorno, las conversaciones que escuchas y las situaciones cotidianas. Estos detalles pueden servir como una fuente abundante de inspiración para tus escritos. La imaginación se alimenta de nuestras experiencias y observaciones, transformándolas en narrativas únicas y personales. Al fin y al cabo, explotar tu creatividad es un viaje personal y emocionante que te permite conectar con el mundo de maneras nuevas y sorprendentes.

Herramientas de escritura imprescindibles

En el camino hacia convertirse en escritor, es crucial contar con una serie de herramientas que faciliten el proceso creativo y mejoren la calidad de los textos. Una de estas herramientas es un software de procesamiento de textos adecuado. Microsoft Word es el más conocido, pero existen alternativas como Google Docs y Scrivener, este último especialmente valorado por los escritores de novelas y guiones por sus capacidades de organización y planeación del contenido. Estas aplicaciones no solo permiten escribir, sino también corregir, formatear y, en algunos casos, publicar.

Otra herramienta indispensable es el software de corrección gramatical y ortográfica. Herramientas como Grammarly o el Corrector de Word pueden ser de gran ayuda para pulir los textos y evitar errores comunes. Aunque son muy útiles, es importante recordar que no son infalibles, por lo que una revisión humana siempre es necesaria. También es relevante mencionar las aplicaciones de gestión bibliográfica como Zotero o Mendeley, imprescindibles para escritores académicos o investigadores, ya que facilitan la organización de referencias y citas, ahorrando un tiempo valioso.

Finalmente, no podemos olvidar las aplicaciones de notas como Evernote o OneNote, que son excelentes para capturar ideas sobre la marcha y organizar la investigación. En la siguiente tabla, se resumen algunas de estas herramientas clave para escritores:

HerramientaUsoPlataforma
Microsoft WordProcesamiento de textosWindows, MacOS
ScrivenerOrganización de manuscritosWindows, MacOS
GrammarlyCorrección gramaticalMultiplataforma
ZoteroGestión bibliográficaMultiplataforma
EvernoteNotas y organizaciónMultiplataforma

Equiparse con estas herramientas puede marcar una diferencia significativa en la eficiencia y calidad del trabajo de un escritor.

Técnicas narrativas esenciales

Convertirse en escritor requiere un profundo entendimiento de las técnicas narrativas, que son herramientas fundamentales para desarrollar historias envolventes y personajes memorables. Una de estas técnicas es el punto de vista, elemento crítico que determina desde qué perspectiva se cuenta la historia. Elegir entre primera, segunda o tercera persona puede cambiar radicalmente la forma en que los lectores experimentan la narrativa. Es esencial experimentar y encontrar el punto de vista que mejor se adapte al relato que deseas contar.

Otra técnica indispensable es la creación de diálogos creíbles y naturales, que sirvan para revelar las personalidades de los personajes y avanzar en la trama. Un buen diálogo puede aumentar la tensión, proporcionar información crucial y agregar profundidad a tus personajes sin necesidad de largas descripciones. Además, el uso de la descripción sensorial enriquece la narrativa, permitiendo que los lectores experimenten el mundo de tu historia a través de los cinco sentidos. Estas descripciones deben ser precisas y evocadoras, sumergiendo al lector en el ambiente sin saturarlo de detalles innecesarios.

Finalmente, la estructura narrativa es esencial para organizar los eventos de la historia de una manera que capte y mantenga la atención del lector. Dominar el arte de construir un argumento sólido, con un inicio, desarrollo y desenlace, es crucial para cualquier escritor. Ya sea que se trate de una estructura tradicional o de una más experimental, la clave está en mantener una coherencia que guíe al lector a través de la experiencia narrativa de principio a fin. La práctica constante y el estudio dedicado de estas técnicas son el camino hacia el dominio del oficio de escribir.


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Javier Cacho es físico, científico, y escritor. Comenzó su carrera como investigador en 1976 en la Comisión Nacional de Investigación Espacial (CONIE) donde llevó a cabo investigaciones relacionadas con el estudio de la capa de ozono. En 1985 se incorporó al Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) donde durante varios años fue responsable del Laboratorio de Estudios de la Atmósfera. El descubrimiento del agujero de ozono en la Antártida hizo que volviese su atención a este continente. Así en 1986 fue miembro de la Primera Expedición Científica Española a la Antártida, a donde regresaría los años siguientes, una de ellas en pleno invierno antártico, para continuar las investigaciones relacionadas con la destrucción del ozono.

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